El universo cibernético de "Tron" pasa del MS-DOS a la realidad virtual en su secuela "Tron: Legacy", un filme que se ha hecho esperar y que llega ahora a los cines convertido en el mayor espectáculo audiovisual desde "Avatar".
Con un presupuesto estimado de 200 millones de dólares, la película aspira a convertirse en un éxito en taquilla y en un referente para el séptimo arte tal y como lo fue "Tron" en 1982, cinta de culto de ciencia ficción pionera en el uso de imágenes generadas por ordenador (CGI).
"Tron: Legacy" retoma la historia de Kevin Flynn (Jeff Bridges), un visionario informático que quedó atrapado en los circuitos de una súpercomputadora. Una dimensión digital en la que los programas tienen forma humana y a la que ahora llegará accidentalmente su hijo, Sam Flynn (Garret Hedlund), dispuesto a rescatarle.
El director Joseph Kosinski trasladó su experiencia en campañas de publicidad para populares videojuegos como "Gears of War" o "Halo", así como para diferentes marcas de coches, al entorno de "Tron" para construir "Tron: Legacy".
La espectacularidad de los decorados, el diseño de la acción y el vestuario de trajes construidos ex profeso para la producción (que emitían luz real, llevaban baterías y control remoto), no esconden sin embargo aspectos menos convincentes de un filme quizá demasiado largo (126 minutos).
Olivia Wilde ("House"), que hace las veces de una delicada y fiera guerrera, es la única mujer protagonista en una película muy masculina y donde la trama termina por dejar a los personajes en un segundo plano.
Los productores de "Tron: Legacy", filme que se estrena el 17 de diciembre en EEUU, mostraron su interés en convertir esta saga en trilogía para abordar otros aspectos de las relaciones entre el hombre y la tecnología.
Con un presupuesto estimado de 200 millones de dólares, la película aspira a convertirse en un éxito en taquilla y en un referente para el séptimo arte tal y como lo fue "Tron" en 1982, cinta de culto de ciencia ficción pionera en el uso de imágenes generadas por ordenador (CGI).
"Tron: Legacy" retoma la historia de Kevin Flynn (Jeff Bridges), un visionario informático que quedó atrapado en los circuitos de una súpercomputadora. Una dimensión digital en la que los programas tienen forma humana y a la que ahora llegará accidentalmente su hijo, Sam Flynn (Garret Hedlund), dispuesto a rescatarle.
El director Joseph Kosinski trasladó su experiencia en campañas de publicidad para populares videojuegos como "Gears of War" o "Halo", así como para diferentes marcas de coches, al entorno de "Tron" para construir "Tron: Legacy".
La espectacularidad de los decorados, el diseño de la acción y el vestuario de trajes construidos ex profeso para la producción (que emitían luz real, llevaban baterías y control remoto), no esconden sin embargo aspectos menos convincentes de un filme quizá demasiado largo (126 minutos).
Olivia Wilde ("House"), que hace las veces de una delicada y fiera guerrera, es la única mujer protagonista en una película muy masculina y donde la trama termina por dejar a los personajes en un segundo plano.
Los productores de "Tron: Legacy", filme que se estrena el 17 de diciembre en EEUU, mostraron su interés en convertir esta saga en trilogía para abordar otros aspectos de las relaciones entre el hombre y la tecnología.
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